La acción de la improvisación es el realizar / generar tu música al momento, con las emociones intactas y en su forma mas pura. Es toda una consecuencia de nuestra mente musical funcionando en su máxima expresión.
A través de ésta extraordinaria acción emerge tu verdadero espejo creativo y emocional, es tú diálogo más interno; no hay trampa ni cartón, saca de ti lo que sientes, lo que llevas dentro. En definitiva, es una identidad única, personal. El hecho en sí, apunta a una especie de descripción autobiográfica, es algo realmente extraordinario. Evidentemente, nada tiene que ver con hacerlo a lo loco, o, a ver qué sale, o surja porqué si… Esto... para nada funciona así.
No olvidemos que debemos de partir de cierta estimulación, de máxima concentración, de una premisa u objetivo a desarrollar, es decir, de partir o tomar algo como referencia. Claro está, ha de ser esta función de alguna manera controlada, argumentado y teniendo en cuenta cierto guión sonoro - musical. Aunque también es cierto, se debe ser consciente de lo que es realmente certero... y qué no lo es..... Por supuesto.... no todo vale. En mi opinión, éste fantástico impulso fluido de energías, ésta forma única creativa, proceso instantáneo, es muchas veces denostado o mal entendido por “ciertos profesionales” musicales y por algunos ámbitos más clasicistas _ siendo más o menos reacios o críticos sobre ello_ , y a veces, mal confundido cómo alegación de suerte, o de ignorancia, o de poco conocimiento musical. Como compositor, músico autodidacta y productor no comparto la idea de que el juicio o las obras de un compositor profesional, no académico, sean o tengan que ser de menor valor... o de calidad que las del compositor músico titulado.
Según parece ser, hay dos formas o maneras fundamentales para componer música:
1_ La manera académica / convencional: a través de la teoría tradicional, de la centralización del centro / Conservatorio, de los propios instrumentos clásicos musicales, con sus reglas estrictas, estructuras, claves, formas de ejecución y modo de escritura / partitura.
2_ La composición de libre creación_ : impulsando, activado, provocado y desarrollado por tu mente / inteligencia musical. Es decir, lo que emerge de uno mismo, sin restricciones, ni de calculo alguno....., mal llamadas por los académicos como músicas populares. Este término, en mi opinión, es poco acertado, pues, muchas de las amplias obras populares son también fruto de una excelente expresión artística... y creaciones musicales de absoluta calidad.
Bajo mi perspectiva, muchas veces, lo aleatorio, lo no tan planeado, el dejarse fluir sin ataduras, te conduce a resultados altamente sorprendentes, como antes apuntaba, verdaderamente originales, genuino.
Claramente, tu subconsciente toma los mandos, es tu fuente, un auténtico manantial de pureza creativa, algo que sorprende, lo que no esperas, convertido en gozo absoluto... en libertad de expresión sonora.
Improvisar, saber hacerlo con criterio, con entendimiento de lo que haces, es además un desafío de gran envergadura. Ello requiere de un gran dominio técnico, de concentración, de inteligencia, de talento y sincronía colectiva para su desarrollo. En términos neurocientificos a ésta acción creativa se le denomina Estado de flujo y sus resultados son de gran calidad, sorprendentes, de ejecución excepcionales. La propia acción te arrastra, te implica, a que tengas que enfocar toda la inteligencia, tus emociones y energías creativas en ese preciso instante…. y verter tu creatividad, vaciarte completamente, ahí mismo, sin ni siquiera tiempo para su reflexión. Es entonces, cuando te das cuenta que estás dentro _ ES TÚ MÚSICA_.
Por otra parte, hay muchos músicos / compositores que de manera bastante general, tienden a sobreplanificar todo en sus obras, y más aún, en el mundo musical comercial _ en el género de la Canción_ donde se controla todo al detalle, e incluso algunos, primero hacen cálculos de todo tipo, vía de negocio, de ventas, en mayor audiencia, acciones mediáticas, de marketing, etc. Esto es lo que hay.
Lo más importante, a mi parecer, es dejar en tu composición tú verdadera esencia, tus emociones y calidad artística; de eso se trata... de crear tu música _ no la de otros_ de forma íntegra, honesta y consecuente contigo mismo. Así lo entiendo.
Antonio J. Martín . Contemporary musical composer. Producer.
Write a comment
Jordi Heras (Wednesday, 12 June 2019 00:07)
Si señor, volvamos a ese clima de libertad y combate contra lo establecido. Lo libre atrae otro tipo de realidades y la música es el mejor medio para invocarlas.
JJ (Saturday, 11 January 2020 16:51)
Hola, Antonio. Comparto tus reflexiones aun cuando hay un par de comentarios donde puede sobreentenderse que los estudios académicos coartan la libertad de expresión musical.
La mayoría de músicos de jazz han estudiado en un conservatorio y sus dotes de improvisación son espectaculares. Y sin salir del territorio más convencional, el siglo XX ha dado autores con una visión musical absolutamente rompedora (Stravinsky, Shostakóvich, Lachenmann, Varèse, Stockhausen, Ligeti y un larguísimo etc). Ellos llegaron tan lejos porque, como dijera Isaac Newton, estuvieron sentados a hombros de gigantes. Aprovecharon su formación para regalarnos un paso más en la aventura musical.
Creo que el eje de la confusión puede estar en la tonalidad. Existen unas reglas (no demasiado estrictas) que permiten componer e improvisar dentro de unos esquemas tonales, fáciles de comprender y agradables en una primera aproximación. Y enfatizo en el concepto de restricción porque algunas reglas o valoraciones se han modificado notablemente a lo largo de la historia, como puede comprobarse en los libros de texto que utilizan los alumnos del conservatorio (por no hablar de las distintas afinaciones).
Hay grandes obras atonales o fronterizas entre ambos universos que son producto de un estudio magnífico sobre las posibiliades armónicas. Existen muchas emociones sutiles que empezamos a descubrir gracias al estudio musical, superando la tonalidad e incluso la armonía.
Con esto no voy a posicionarme contra la formación autodidacta, ni mucho menos. Al contrario; pienso que todo el mundo debería tocar algún instrumento o apuntarse a un coro local. La música debe emocionarnos de infinidad de maneras, y nunca provocarnos ansiedad.
Es más, añadiré una tercera vía de improvisación basada en las aplicaciones generativas. Músicos como Brian Eno llevan años trabajando el arte generativo con resultados muy interesantes. Creo que la libertad musical debe ser un concepto absoluto donde todo valga. Luego será la audiencia quien elija con qué autores sintonizan mejor o cuánto está dispuesta a comprometerse para alcanzar nuevas emociones.
Salud